LA ESPAÑA DECADENTE

Cuando el juez Santiago Pedraz dice en su auto de exculpación a los manifestantes del 25-S que intentaron entrar en el Parlamento para tomarlo (y si no lo hicieron fue por la actuación de la policía), que los políticos son: UNOS DECADENTES. Yo le diría al  juez Santiago Pedraz que se queda corto en cuanto a la extensión del adjetivo calificativo. Ya que para los ciudadanos de España o de la península Ibérica (según sea la región), decadentes son también:

-La Justicia. Que está totalmente politizada.
-La Educación. Que está totalmente politizada.
-La Sanidad. Que está totalmente politizada.
-Las fuerzas de seguridad del estado. Que están totalmente politizadas.
-El trabajo. Que está politizado y canalizado para generar sólo empleo público.
-La economía. Por la ruina política generada en las Cajas de Ahorro en manos de los políticos decadentes. 

-Y por supuesto, todos los partidos políticos actuales con todos sus miembros. Que son responsables de haber corrompido y politizado, a todos esos estamentos públicos para que sirvieran a sus intereses partidistas, por encima del bien común e individual, con normativas absurdas, delirantes y anti constitucionales.

-Y qué decir del juez Santiago Pedraz: que fue  uno de los pocos valedores del ex juez Garzón cuando este fue apartado de la carrera judicial por prevaricación.

Hoy leemos con estupor como un joven de 21 años intentaba fabricar una carga explosiva de 150 kg. para poder volar la Universidad de las Illes Balears. Es por todos sabido, que esa universidad balear en muchos casos sólo sirve de cuna para generar odios lingüísticos, políticos y de exclusión de personas no afines al radicalismo. Una universidad cara, mala, decadente e insostenible. Que no justifica que se la tenga que volar, pero sí que se debería cerrar por higiene social y ética. Lo más alucinante de este caso, es que ese intento de atentado contra la UIB, para un juez como Pedraz no debe ser delito... Porque un acopio de explosivos, puede ser calificado como un desorden psicológico del síndrome decadente de Diógenes.

Y como colofón sólo añadiré una anécdota: Ayer por la noche paseaba a eso de las 20:30 por la Plaza de España cuando vi como dos individuos unos alto flaco y con un ojo extraviado charlaba con otro de complexión normal con la cabeza rapada, apuntando con sus gestos y miradas a unas extrajeras con bolsas y paquetes, que estaban sentadas en la parada del autobús... No sé si les robaron, pero la cosa no pintaba bien. Miré a mi alrededor por se veía algún policía o municipal, y como es habitual en esos casos, no había ni policías, ni municipales. Pensé entonces en llamar al 091 o 092, pero recapacite y no lo hice por tres motivos.

1. Un juez como Pedraz, alegará que no ha habido delito y que eran dos individuos con todo el derecho a estar en la vía pública maquinando.
2. Para cuando venga la policía ya se habrán ido los presuntos chorizos.
3. Voy a generar con mi llamada más gasto inútil, que vamos a tener que pagar los ciudadanos.

Entre tanto y de forma imparable, nuestros políticos siguen buscando tretas para subirnos los impuestos y recortarnos servicios. Y así llevamos treinta y tantos años de decadencia imparable.